Querida Rocío Flores. Estoy compungido. Te veo de vez en cuando en ‘El programa de Ana Rosa’ y sufro. Porque imagino lo que debe ser trabajar en una cadena que destroza a tu familia. Entiendo el dolor que te debe provocar recibir mes a mes el dinero que ganas por ser cómplice de la empresa que causa tanta desazón en tu negocio. Perdón, en tu familia. Deja ese trabajo, cariño. Ya verás qué bien te sienta. Cuando una puerta se cierra siempre se abre una ventana. Estoy convencido de que con la popularidad que has conseguido no tardarán en llamarte para concursar en ‘Tu cara me suena’.
Blog completo en la revista Lecturas.