Conozco a un chico joven. No llega a los 25. Me dice que me veía con su abuela en ‘Aquí hay tomate’. Y a mí me hace gracia el comentario. Me gustan jóvenes, qué le vamos a hacer.No viví mi juventud de manera plena y ahora quiero experimentar lo que no sentí en aquel momento: el amor despreocupado, la tórrida pasión, bailar canciones absurdas en discotecas repletas de ‘milenials’.
Rafa Mora, por ejemplo, ya me parece un señor. Lo conocimos siendo una bestia parda en ‘Mujeres y hombres y viceversa’ y con los años ha evolucionado de una manera espectacular. Me gusta encontrarme en la tele a gente como él. gente que llega al medio deslumbrado por el oropel y cuando se pone a trabajar se da cuenta de lo duro que es no ya meter cabeza, sino perdurar. Rafa sabe que el cuerpo se agota y tras aprobar el acceso a la universidad va a ponerse a estudiar periodismo. Sientes una especie de orgullo de padre cuando lo ves tomarse tan en serio su trabajo, cuando adviertes que se va a casa muy afectado porque cree que no ha tenido una buena tarde.
Consideraciones que hago tras mi posado en bañador: me gusta hacer ese tipo de cosas porque son las que jamás haría yo. Pura metafísica. En realidad el que posa es Jorge Javier Vázquez, alguien que tiene que ver conmigo pero no todo. Yo soy tímido y poco dado al exhibicionismo. Sin embargo Jorge Javier es todo lo contrario a mí: cada vez pasa más de todo y no le importa el qué dirán.
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