El tío de Rocío se mostró como un ser vil y desalmado

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Se presentaba una noche movida, porque Rocío Carrasco venía dispuesta a contestar a su familia, incluida su hija. Remarco lo de su hija porque entiendo que no debió ser agradable escuchar a Rocío Flores hablando con tanto desprecio de su madre. Pero Rocío ya no es la misma Rocío temerosa e insegura que callaba por miedo. No. Antológica es ya su frase “Yo no pienso moverme”, que es una declaración de principios en toda regla. Ese “yo no pienso moverme” viene a decirnos que después de tantos años viviendo agazapada se enfrenta a la realidad sin miedo y con ganas de que jamás le vuelvan a arrebatar su dignidad. Se acabó el vivir pidiendo perdón, esconder la cabeza bajo el ala, caminar de puntillas para pasar desapercibida con el fin de que nadie te pueda llamar “mala madre” por la calle. Rocío fue contestando con tranquilidad a todas y cada una de las polémicas que habían ido surgiendo durante la semana. Estremeció el consejo que le dio a Gloria Camila: “Intenta salir de ahí”. De ese mundo tóxico y manipulado que la está convirtiendo en vocera de una realidad estratégicamente retorcida y que poco tiene que ver con la verdad.

Datos reveladores

El viernes ya empezaron a aparecer datos reveladores, pero en cuanto se emita la segunda parte de la docuserie Gloria Camila se va a ver obligada a tener muchas conversaciones. Porque Gloria Camila, en su afán por proteger a su familia, no se da cuenta –o quizás ya empiece a advertirlo– de que ha sido simple y llanamente engañada. 

«Vil y desalmado»

Pero el gran momento de la noche fue, sin lugar a dudas, la llamada de José Antonio. El marido de Gloria Mohedano y tío de Rocío Carrasco se encargó durante una hora de dejar bien claro por qué la hija de la Jurado no quiere relacionarse con su familia. Y lo hizo él solito, sin anestesia, durante una conversación en la que se mostró como un ser vil y desalmado.

Algo incomprensible

Si ya resulta incomprensible que un tío no demuestre la más mínima consideración con una sobrina que le confiesa que su hija la ha maltratado, lo que no admite ningún tipo de justificación es que se permita dudar de la veracidad del episodio más dramático de su vida ante millones de espectadores.

En el punto de mira

Y no solo duda él, sino también su mujer, Gloria, que durante años ha sido considerada como la más discreta del clan, pero que el viernes se destapó como una sombra tan inquietante como peligrosa.

«No la querían»

La llamada de José Antonio dejó al descubierto todas las miserias de una familia que no ha tenido la más mínima compasión con la hija de aquella a la que presuntamente adoraban. No. No querían a Rocío Jurado. La utilizaban para llevar una vida más cómoda, pero no la querían. Querer es otra cosa. Y cuando muere Jurado y entienden que les debería haber dejado muchísimas cosas en el testamento, Rocío Carrasco hereda el odio que ya no pueden destilar sobre la madre.

Una cuestión de dinero

Todo es tan simple como eso. Una cuestión de dinero. A ver quién tiene ahora narices de reprocharle a Rocío Carrasco que haya salido huyendo de ese lodazal de bajas pasiones en el que se reboza sin descanso su familia. Felicidades, Rocío.

Blog completo en la revista Lecturas.