A Jorge Javier un día le cunde lo mismo que tres otoños a la gente ‘normal’. Entendiendo como normal a alguien que no pasa la mayor parte de su tiempo ante el piloto rojo de la cámara encendido, subido a un escenario o escribiendo su muy seguido blog de LECTURAS.
-¿Consideramos la depresión un capítulo superado?
Yo sigo con mi medicación. Pero estoy, sin lugar a dudas, en el mejor momento de mi vida. Tanto física como mentalmente. Hay momentos en los que a la vida le estás pidiendo continuamente cosas: que te sorprenda, que conozcas a gente interesante, que te enamores, que cuando salgas te lo pases bien cada noche, que tengas ganas de salir cada noche… Y a mí eso muchas veces me hacía sufrir, porque me provocaba mucha ansiedad. Ahora echo la vista atrás y digo: «¡Madre mía!». Pero tampoco puedo decir que me arrepienta.
-¿Qué balance haces de este año?
Creo que ha sido el año en el que aprendimos a no pensar. Nos falta tiempo para saber de qué manera nos ha afectado, pero desde luego para mí el trabajo ha sido algo fundamental este ño. Poder ir a trabajar todos los días en pleno mes de marzo, cuando se decretó el estado de alarma, para mí es algo que nunca agradeceré lo suficiente. Cuando estábamos en los primeros meses de la pandemia era todo tan extraño que pensaba: «Bueno, pues si esto se acaba aquí qué le vamos a hacer…». Tenía un poco ese punto de aceptación.
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