Me gusta mucho el verano, pero a mi entender ocupa poco espacio en el calendario. Parece que si un día no te lo pasas bien estás malgastando diez años de tu existencia. Es pecado, como aburrirse en Nochevieja.
Ha confesado Jorge Fernández que ha atravesado un problema digestivo que lo ha llevado a perder nueve kilos, y que a raíz de ese cambio físico había muchísima gente que le decía: “Qué flaco estás”, “pero como algo, hijo”. Me parece que no hay comentario más invasivo que aquel que tenga que ver con tu salud. No entiendo que gente que no te conoce absolutamente de nada se atreva a decirte qué debes o no debes hacer.
Detesto que alguien empiece una frase con el “tienes que” A veces, también yo caigo en ese error e, inmediatamente, pido perdón. Cómo te he entendido, Jorge Fernández.
Durante muchos años, los programas de entretenimiento y articulistas de renombre examinaban con ojos sumamente críticos los cuerpos y las vestimentas de nuestros famosos. Se les llamaba sin reparos ‘gordas’ a las tías, hacíamos bromas sobre su celulitis, sus pechos caídos o los brazos fofos.
El testigo de nuestros desvaríos lo han cogido ahora las rede, y los objetivos de los dardos han dejado de ser los famosos de antes y somos los personajes que trabajamos en televisión.
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